Aportes y teorías de Howard Gardner en la Educación

 

Howard Gardner es psicólogo y profesor de Cognición y Educación en la Escuela de Educación de Harvard. En 1983 este estudioso estadounidense revolucionó la psicología y la educación con su teoría de las inteligencias múltiples, en la que defendía que no existe un único tipo de inteligencia, sino que cada persona tiene una combinación diferente de ocho inteligencias, unas más predominantes que otras. Más de tres décadas después, con una treintena de libros publicados y el reconocimiento de colegas y expertos, su teoría comienza a calar en el sistema educativo, con la ayuda de las TIC y el objetivo de personalizar el aprendizaje. Te explicamos cuáles son las ideas de este visionario de la educación, en diez puntos.

Inteligencia no es sinónimo de coeficiente intelectual. Los tests de inteligencia se crearon para predecir los resultados de los alumnos en un determinado tipo de escuela, centrada en notas y exámenes y que otorgaba gran importancia a las palabras y los números. Pero el coeficiente intelectual mide solo un tipo de inteligencia y lo hace de una manera muy determinada que no contempla multitud de variables ni tiene en cuenta las formas diferentes en las que somos capaces de percibir y asimilar la información.

 Existen 8 inteligencias que están más o menos desarrolladas en cada persona:



Para educar de manera eficaz debemos tener en cuenta las inteligencias. Las inteligencias o fortalezas intelectuales que predominan en cada persona influyen de manera definitiva en cómo aprendemos, cómo representamos los conceptos en nuestra mente y cómo mostramos lo que hemos aprendido. Por eso es esencial contemplarlas en el proceso educativo si queremos lograr un aprendizaje eficaz.

 El aprendizaje personalizado es más justo. Si todos tuviéramos el mismo tipo de inteligencia, el mismo tipo de mente, podríamos enseñar las mismas cosas, de la misma forma y evaluarlas con los mismos métodos. Pero al existir diferentes tipos de inteligencias, una educación que trata a todos por igual es totalmente injusta. El proceso de enseñanza-aprendizaje debe aprovechar las fortalezas intelectuales de cada alumno para interesarle y ayudarle a utilizar sus inteligencias de manera productiva, tanto para aprender como para mostrar lo que sabe.

 Hay que establecer prioridades y profundizar. En la actualidad la educación incluye muchos temas, muchos conceptos y muchos materiales, por lo que el conocimiento que proporciona es superficial. Debemos definir unas pocas líneas esenciales y prioritarias y profundizar en ellas. Por ejemplo, es más interesante conocer el método científico y profundizar en lo que permite que tratar de asimilar decenas de conceptos o contenidos de física, química o ciencias naturales.

Aprender no es memorizar, se aprende haciendo. Lo que los alumnos memorizan lo olvidan rápidamente, incluso aunque obtengan buenos resultados académicos y aprueben los exámenes. Para que el aprendizaje sea realmente eficaz el alumno debe tomar un papel activo en el mismo: haciendo y respondiendo preguntas, experimentando y realizando actividades, analizando datos, proponiendo y comprobando hipótesis, recreando los conceptos en su propia mente y transformándolos según sus necesidades.

 El sistema de evaluación actual no funciona. Los métodos de evaluación en el centro escolar no son eficaces porque no se centran en saber qué tienen que ser capaces de hacer los alumnos, ni siquiera los propios estudiantes son conscientes de ello. En este sentido, habría que aprender de otros ámbitos, como la preparación deportiva o el aprendizaje de un instrumento musical, en los que el estudiante es consciente de lo que tiene que aprender, prueba, practica, avanza y sabe si mejora o no en todo momento.

 La autoevaluación es clave. El docente debe saber lo que es realmente importante, transmitirlo de la forma más explícita posible a los alumnos, retroalimentarles en todo momento y dejarles que interioricen el feedback, de modo que ellos mismos sean conscientes de sus avances y sus necesidades. La evaluación no debe ser algo que se hace al estudiante, sino algo que realiza el propio estudiante, un proceso en el que el alumno es el agente más activo.

 Las TIC y los nuevos dispositivos facilitan la aplicación de las inteligencias múltiples. La disponibilidad de ordenadores, dispositivos portátiles o tabletas, la versatilidad de los nuevos materiales y la multiplicidad de lenguajes amplían en gran medida el abanico de opciones en la enseñanza. Ya no estamos obligados a enseñar lo mismo del mismo modo, ni a examinar de una sola manera.

El profesor debe convertirse en guía. El docente debe trabajar en equipo con los alumnos y los padres para decidir cuál es la mejor manera de aprender para una persona. El maestro deja de ser la fuente de toda la información y todo el conocimiento para convertirse en guía, a modo de director de orquesta, en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

 Frase Celebre de Howard Gardner:

No hay una forma única de inteligencia, ni una manera única de aprender.


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